Debido a la gran variedad y al elevado grado de virtuosismo que requiere, es muy apreciada tanto por el público como por los intérpretes.
Tal fue el caso que sucedió con esta sonata sobre la cual Clara se expresó de la siguiente manera en una carta que le escribió a Robert en 1838:[2][3] Clara le animaba a revisar el último movimiento y a petición suya el finale original que tenía la indicación Presto passionato fue sustituido por un movimiento menos difícil ese mismo año.
El compositor no espera a captar nuestra atención: la reclama en el primer compás con un repentino acorde roto de sol menor.
Por caprichosas que parezcan a primera vista, las intenciones musicales de Schumann son muy claras.
La pausa en la intensidad rítmica es breve; incluso antes de que comience el desarrollo, se restablecen las incesantes semicorcheas.
[1] El hermoso movimiento lento era originalmente una canción que Robert había escrito cuando tenía dieciocho años titulada "Im Herbste".
Es un Scherzo compacto que sorprende al oyente: 64 compases bastan para su presentación e, inusualmente, sólo ocho de ellos están marcados para la repetición.
Tanto Robert como Clara consideraron que el Finale original de la sonata resultaba desgarbado y técnicamente recalcitrante.
Por esa razón en 1838 el compositor creó un nuevo movimiento de cierre perfeccionado, aunque algo "cuadriculado".
La música alcanza un clímax febril y una pausa dramática sobre un acorde de séptima disminuida.
Para concluir la obra de forma electrizante, el maestro añadió al cuerpo principal del movimiento un pasaje en prestissimo con la indicación Quasi cadenza.