Surgió en un periodo atormentado de la vida del músico, aunque la obra presenta un carácter apacible.
Ese mismo año también vio nacer varias obras maestras pianísticas, entre ellas su Kreisleriana, que contrasta con su carácter atormentado.
El ideal estético y la dimensión autobiográfica están estrechamente ligados en la génesis de la obra.
[2]Ya en 1831, Clara, prodigio del piano entre la infancia y la adolescencia, inspiró a Robert una novela literaria titulada Die Wunderkinder.
No la incorporó a su repertorio hasta 1868, doce años después de la muerte del compositor.
Aunque este ciclo no tuvo un gran éxito en vida de Schumann, tuvo un significado especial, al menos para él, que puede apreciarse sobre todo en dos cartas sucesivas a su editor fechadas el 21 y el 24 de marzo de 1838: «En mi opinión, estas pequeñas piezas son muy adecuadas como regalo, aunque sólo sea por su contenido, y además son fáciles y accesibles para todos.
Piezas como Von fremden Ländern und Menschen o Träumerei también se interpretan a menudo como bises en los conciertos.
Las Kinderszenen han sido arregladas para diversas instrumentaciones: Además, existen numerosos arreglos de movimientos individuales (especialmente Träumerei), por ejemplo, para violín y piano, para violonchelo y piano, así como para diversas instrumentaciones de cuarteto.