Sociedades Democráticas

[1]​ Al extenderse la organización a otras ciudades, desde 1848 se convirtieron en Sociedades Democráticas, que además de los artesanos abrieron la afiliación a otras personas, e ingresaron intelectuales socialistas, campesinos y militares.

[5]​[6]​ Melo permaneció en el poder durante ocho meses, pero finalmente las tropas "constitucionalistas" de Pedro Alcántara Herrán, Tomás Cipriano de Mosquera, Julio Arboleda y José Hilario López, ubicadas al norte y sur del país se unieron y rodearon a las tropas de los artesanos que defendían Bogotá.

[9]​ Al mismo tiempo fueron varias las legislaciones que intentaron tener un control más eficaz de este grupo humano.

[14]​ A mediados del siglo XIX el artesanado constituyó una categoría auto-identitaria que varios trabajadores se asignaban.

Respecto a la primera posición, anteriormente mencionada, que trata de encontrar cierta experiencia de clase en los artesanos del siglo XIX se puede encontrar el trabajo realizado por el historiador estadounidense David Sowel.

Thompson sobre la clase obrera inglesa y señalar como el “ser artesano implicaba no sólo una identidad colectiva que emanaba de una función productiva compartida, sino también valores sociales comunes y una posición ante otros sectores sociales”[15]​ condición que a juicio de Sowell es necesaria y suficiente para considerarla una clase.

El sector liberal se fragmentó en dos partes: comerciantes a quien llamaban Gólgotas, que estaban de acuerdo con las políticas del librecambio y socialistas, los artesanos Draconianos quienes defendían el proteccionismo.

[20]​ Otros fundadores del gremio fueron Agustín Rodríguez, Cayetano Leiva, Martín Plata, José María Solano, Francisco Torres, Francisco Londoño, Pedro Aguilar, Máximo Bernal, Rafael Lasso, Bartolomé Andrade, Antonio Chaves, junto a doscientos artesanos más.

[21]​ En septiembre de 1846 Tomás Cipriano de Mosquera dio el control económico de su administración a Florentino González,[24]​ quien desde su posesión anunciaba cambios previstos en la nueva política gubernamental, líderes y representantes coincidían en cambios urgentes sobre el sistema tributario y nuevas estrategias que favorecieran ingresos nacionales aumentando las exportaciones, inversiones con capital extranjero y mejoras en la infraestructura que era la mayor preocupación.

Sin embargo desestimaron posibles consecuencias sobre el mercado interno y efectos sobre la producción nacional de manufacturas.

Las reformas propuestas por González dejaban al artesanado relegado a un papel retrogrado, en donde eran vistos como estorbos para la puesta en marcha de la “civilización” en el país.

[25]​ Las Sociedades Democráticas se opusieron al libre comercio con Inglaterra, Francia y Estados Unidos ya que las importaciones los arruinaban e impedían el nacimiento de la industria nacional.

Exigieron el respeto a los resguardos indígenas y la abolición de la esclavitud, promesa hecha por Simón Bolívar desde 1821.

[27]​ Para los políticos artífices de estas reformas el progreso se debía instaurar basándose en unos modelos ya ensañados en otras latitudes como Europa y Estados Unidos.

[22]​ Sin embargo, las políticas cosmopolititas no eran bien vistas por algunos sectores del artesanado ya que atentaban contra una raíz más honda de los principios de los artesanos, la religión y la costumbre.

López Pinzón empezó a desligarse del gobierno liberal ya que no fue tenido en cuenta para ningún cargo relevante en el gobierno, pese a que su apoyo fue vital para el triunfo de López Valdés; por lo que el artesano comenzó a mostrarse contrario con la situación política del país.

[29]​ Otros levantamientos se sucedieron en Sogamoso, Mariquita, Guatavita y El Guamo.

Las llamadas milicias democráticas engrosaron las filas de la Guardia Nacional Auxiliar con numerosos voluntarios.

Al borde de ser destituido por los gobernadores provinciales que la constitución designaba, los artesanos y el general izquierdista José María Melo le ofrecieron la posibilidad de convertirse en dictador popular, opción que Obando no aceptó y en su lugar optó por renunciar.

José María Samper menciona al socialista utópico francés Henri de Saint-Simon aunque afirma que en su caso particular se involucró en el movimiento por motivos religiosos, puesto que las teorías políticas las había aprendido en la biblia.

[14]​ En 1849 el periódico El Alacrán, alineado con el sector político de las Sociedades democráticas, publicó un artículo titulado Comunismo usando términos en boga del socialismo francés como comunismo, proletario y hablando explicitamente de lucha de clase, pero también a los fundamentos cristianos que habían motivado a las sociedades.

Los artesanos apoyaron a López en su elección presidencial, pero luego se le opusieron por sus medidas económicas.