Al día siguiente mientras se realizaban las exequias de Estevez, en plena misa dominical en la iglesia de San Laureano, Cecilio Sánchez armado con un cuchillo intentó atacar al comerciante José María Valenzuela pero este reaccionó pegándole dos tiros que lo hirieron de muerte falleciendo al día siguiente, no sin antes confesar al párroco y a Dios sus pecados, según afirma Jose Joaquin García en las "Crónicas de Bucaramanga".
En todo caso, la misa dominical no se pudo completar porque se originó en ese momento una trifulca en el interior de la iglesia que obligó a todos los presentes a huir, incluyendo al sacerdote Santiago Mantilla quien ya estaba preparado para oficiar la ceremonia.
Varios ciudadanos se replegaron para organizar un improvisado ejército hacia los sitios conocidos como "Vijagual" y "Cabecera" mientras se producía la huida de varias familias a las fincas de Cabecera y Piedecuesta.
El general Solón Wilches, Presidente del Estado, debió desplazarse desde Socorro a controlar la situación entrando el 11 de septiembre en la ciudad.
Levantada la prueba requerida por la ley, respecto de los crímenes de septiembre, el Juez dictó auto de prisión contra los siguientes: Pedro José Collazos Puyana, Juan de la Cruz Delgado Ruilova, Alejandro Padilla, Basilio Márquez, Carlos Delgado R., Víctor González, Antonino Navarro (alias Cascarero), Juan de Jesús Quirós, Pedro Martínez Romero, Marcelino Vega, Norberto Liscano Ramírez, Bernarda Durán, Juan Estevan Téllez, José Martínez (alias Cogollo),Gabino Durán,Eusebio Valenzuela, Rafael Antonio Olarte, Jesús Olarte, Clímaco Castillo, José María Cárdenas, Antonio Estevan, Hermógenes Peralta, Rudesindo López, Isaac Toscano, Rafael Consuegra, Sacramento Adarme, Tránsito Navas, Fermín Jáimez, Mauricio Domínguez, Felipe Sánchez, Dionisio Ortiz, Matías Orejuela, Nepomuceno Argüello, Santiago García, Jesús Meza, Antonio Sanabria, Sotero Riveros, Juan Bautista Parra, Manuel de Jesús Medina, Manuel Ruiz, Rafael Ronderos, Alejo Ortiz, Carlos Ruiz, Emeterio Gómez, Jesús Novoa, Carmelo Ramírez, Leoncio Camacho, Genaro Robayo, Policarpo Angarita, Isidro Guerrero, Clímaco Rueda, Rudesindo Camacho y José Ángel Navas según cuenta Jose Joaquin García en las "Crónicas de Bucaramanga".
La banda contratada para el acto no se presentó, los del pueblo del Socorro no querían prestar el cañón y nadie quiso ser testigo; sólo el alcalde, el cónsul alemán y un escuadrón de soldados asistieron.
[3] Se produjo un ambiente hostil en torno a los alemanes, el comercio decayó, el Banco Santander fue clausurado y la ciudad se llenó de resquemores y desconfianza; por lo que muchas familias emigraron a las ciudades cercanas, mientras que otros regresaron a Alemania y muy pocos permanecieron en Bucaramanga, realizando grandes aportes al progreso de la región.
La Constitución de 1886 se encargó del liquidarlas definitivamente al ordenar en el artículo 47 que quedaban prohibidas "las juntas políticas populares de carácter permanente", en clara alusión a las Sociedades Democráticas, únicas agrupaciones que tenían estas características.
En todo caso, en su obra, Serrano Blanco intenta brevemente analizar las razones que pudo haber tenido la chusma para atacar a la élite del comercio.