Sitio de Limoges

Fueron acompañados por comandantes experimentados como Juan Hastings, conde de Pembroke, Sir Walter Hewitt, Guichard d'Angle y el Captal de Buch.[4]​ Froissart alega que Eduardo se puso en "violenta pasión" cuando se le acredita que la recuperación de Limoges y el castigo a los franceses por su captura era su singular meta.[6]​ Lo que cuenta Froissart, en ciertos casos, se impugnan con sesgo francés.La carta afirma que se tomaron 200 prisioneros, pero no menciona la muerte de civiles.[9]​ Sean McGlynn, en su estudio de la atrocidad de la guerra medieval By Sword and Fire ("Por la espada y el fuego"), examina la evidencia de la masacre y concluye que fue notable cómo las principales zonas urbanas rara vez se devastaron de la forma más completa como en Limoges.