Los tres se había sometido, sin embargo Lamennais, que contrario a las exigencias del papa, y convencido de que su doctrina no afectaba en nada la ortodoxia de la fe, escribió un pequeño libro en francés, bajo el título de Paroles d'un croyant (en castellano «Palabras de un creyente»).
Continúa señalando las razones por las cuales el libro Paroles d'un croyant es "dañino" para la fe, lo señala como un texto maquillado con la verdad católica pero que en el fondo tiene el peligro de la doctrina liberal y no se acoge a la doctrina de la Iglesia.
[3] Finalmente el libro viene condenado en el documento y exhorta a los prelados de la Iglesia a mantener la unidad de la misma y a orar para que los rebeldes regresen al seno de esa unidad.
[4] En cambio, todos sus anteriores adeptos abjuraron muy pronto de sus ideas y se sometieron a la autoridad pontificia.
No obstante, el influjo del movimiento desencadenado por Lamennais fue profundo y duradero en círculos católicos.