Se encontraba originalmente sobre un altozano a lo largo de la antigua vía Nomentana.
La referencia a la figura del Diablo parece derivar del aspecto dado a la ruina por los resplandores rojizos de los fuegos nocturnos que sus ocasionales visitantes encendían en su interior, para calentarse e iluminarse.
Una escalera en el podio conducía a la cámara inferior, semisubterránea, con dos arcosolios en cada una de las paredes.
Los arcosolios están coronados por cinco nichos sobre los cuales se abren pequeñas ventanas abiertas.
La cámara superior, utilizada para los ritos funerarios, está cubierta por una bóveda sobre pechinas esféricas, en gran parte desmoronada; sobre la pared del fondo hay un gran nicho arqueado enmarcado por dos columnas de ladrillo y en el centro un avancorpo con un nicho más pequeño en forma de concha, en estuco; sobre las paredes laterales se abren nichos rectangulares, coronados por un tímpano y un alféizar sobre ménsulas.