Algunos autores suelen indicar una distinción entre semiótica y semiología como postulando campos de estudios diferentes.
La peculiaridad del enfoque semiológico responde al siguiente interrogante: "¿Por qué y cómo en una determinada sociedad un elemento —una imagen, un conjunto de palabras, un gesto, un objeto, un comportamiento, etc.— significa?".
La primera es que tiene que tener cualidades, es decir, algo material que lo distinga cuando este nos llegue a través de nuestros sentidos; debe tener también un objeto al cuál representar y por último, y como Peirce se basa siempre en relaciones tríadicas, debe haber un tercer elemento, en este caso el representamen, que es quien va a hacer en su mente una relación entre el signo y su objeto, esto lo hará basado en sus recuerdos y experiencias de vida.
En su desarrollo teórico, Peirce toma como objeto de estudio la semiosis, proceso en el cual se da la cooperación de tres instancias (o subjects): Así pues, el signo es para él el producto de esta dinámica de semiosis, que la semiología europea designaba con otra terminología, respectivamente, significante, referente y significado, lo que luego se denominó triángulo de Ogden y Richards, estructura que integra estos tres elementos que configuran cualquier signo y que puede desfigurarse por fenómenos como la sinonimia, la homonimia, la polisemia, etc., de forma que el triángulo puede transformarse en un rombo, un segmento, etcétera.
Por ejemplo, la palabra fuego gritada ante un incendio puede hacer sentir al interpretante terror, que salga corriendo (Situación).
Las divisiones o categorías que postula Peirce son tres modelos de fanerón, tres maneras en las que el fanerón está presente en la mente, o en las palabras.
Peirce sostiene que todas las ideas pueden ser pensadas desde tres categorías: la PRIMERIDAD, la SEGUNDIDAD, y la TERCERIDAD.
Con nuestra mente conectamos las cualidades de las cosas en general con lo que percibimos.
A partir de esta conexión formamos leyes o razonamientos.
Las nubes negras son el representámen que está en lugar del objeto: LLUVIA Entonces, sale de su casa con un paraguas.
La mujer, decide quedarse en su casa... Y de esta manera podría desplegarse en infinitas semiosis.
Para Eco es importante evitar en la comunicación la falacia referencial, es decir, no se debe confundir un interpretante con el referente.