Sin embargo, bajo condiciones óxicas, el hierro se encuentra generalmente en la valencia +3 (férrico), formando varios minerales insolubles.
Los sideróforos son conocidos como moléculas peptídicas pequeñas cuyo peso varía entre 500 y 10,000 Da.
[2] Estas moléculas contienen cadenas laterales y grupos funcionales que les otorgan su gran afinidad por el hierro.
Además, estas interacciones favorecen la selectividad por hierro(III) sobre otros metales de importancia biológica gracias a su pequeño radio iónico (0.65 Å).
[7] Para el hierro(III), energías de enlace donador-aceptor son determinantes para la contribución de la entalpía en la estabilidad del complejo, al igual que la entropía podría aportar considerablemente a esto mediante ligandos multidentados.
Estas bacterias poseen una pared celular que contiene una membrana externa y una capa peptidoglicana.
Por ende, el citoplasma metabólicamente activo es protegido contra sales biliares y enzimas hidrolíticas encontradas el tracto intestinal de mamíferos.
[9] Los compuestos químicos producidos por microorganismos en la rizosfera también pueden aumentar la disponibilidad y absorción de hierro.
Todos estos compuestos son producidos por cepas bacterianas rizosféricas, que tienen requerimientos nutricionales simples, y se encuentran de manera natural en los suelos, el follaje, el agua dulce, los sedimentos y el agua de mar.
[10] En principio, el hierro puede ser liberado de sideróforos hexadentados mediante una disección proteolítica de la estructura ligante a tres ligantes bidentados, los productos hidrolíticos, catecoles sustituidos e hidroxamatos poseen una afinidad considerable hacia el hierro(III).
Por lo que estos, a concentraciones altas pueden interferir con el metabolismo subsecuente del metal.
En contraste, si la liberación se logra vía un proceso reductor, el hierro(II) lábil resultante es difícilmente desplazado, regenerando al sideróforo y subsecuentemente rehabilitándolo para ser reutilizado.
Dicho mecanismo, es de igual manera funcional pero no tan viable para aluminio, de modo que puede incorporarse a proteínas del microorganismo, ya que el aluminio no es susceptible a un mecanismo reductor.
Estos fármacos son letales para el microbio y provocan la apoptosis de éste al asimilar el conjugado sideróforo.
Producen pigmentos amarillo-verdes (pioverdinas) que fluorescen bajo luz UV y funcionan como sideróforos.