Mientras que los ecólogos y otros científicos han discutido los servicios del ecosistema durante décadas, estos servicios se han popularizado y sus definiciones fueron formalizadas por la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EM) organizada por las Naciones Unidas en 2005.[2] Existen muchas propuestas políticas para frenar, mitigar o contrarrestar estas actividades y sus efectos.Los sectores económicos también se benefician de los servicios ambientales, especialmente en las actividades agrícolas, en la industria forestal y la pesca.El término «servicios ambientales» fue finalmente introducido en un informe sobre el Estudio de problemas ambientales críticos,[11] que mencionó servicios como la polinización por insectos, la pesca, la regulación del clima, y el control de inundaciones.[4] El término fue introducido por Robert Costanza y sus colaboradores en trabajos científicos orientados a valorar el medio natural en un lenguaje compatible con el de la economía estándar, que rechaza hablar de valor si no es en términos estrictamente monetarios y relativos a transacciones.Mientras que los costes y beneficios pueden estar más o menos claros, a pesar de la asimetría en la información, para quienes voluntariamente realizan una transacción, los costes indirectos para otros, es decir las externalidades, son ignorados sistemáticamente de manera más o menos deliberada.A menudo servicios son agrupados, y cuando se logra asegurar los beneficios de objetivos específicos, es probable que haya beneficios adicionales, por ejemplo, el mismo bosque puede ofrecer hábitat para otros organismos, así como ofrecer espacio para la recreación humana, que son también servicios del ecosistema.Muchos ecologistas piensan que la prestación de servicios ecosistémicos puede ser estabilizada con una biodiversidad mayor.[24] Más específicamente, se caracteriza por una especie particular que aumenta su eficiencia al proporcionar un servicio cuando las condiciones están estresadas, con el fin de mantener la estabilidad general en el ecosistema.[25] Sin embargo, esta creciente dependencia de una especie estabilizadora ejerce presión adicional sobre el ecosistema y con frecuencia aumenta su susceptibilidad a disturbio posterior.La administración de recursos comunes es un tema que recibe amplia atención académica.Las políticas legales existentes a menudo se consideran insuficientes, ya que frecuentemente se refieren a las normas basadas en la salud humana, las cuales no coinciden con las medidas que son necesarios para proteger la salud del ecosistema y los servicios ecosistemicos.Para mejorar la información disponible, se sugirió la aplicación del «Marco de Servicios Ecosistémicos» (en inglés: Ecosystem Services Framework, ESF)[38]), que integra las dimensiones socioeconómicas y biofísicas de la protección del medio ambiente y que está diseñado como guía para que las instituciones puedan superar el flujo de información y la jerga multidisciplinaria, ayudando a orientar las decisiones estratégicas.[39] Muchos países en desarrollo ricos en bosques que sufren la deforestación, experimentan conflictos entre los diferentes actores del ámbito forestal.[39] Además, la preocupación por este tipo de transacciones globales incluyen la compensación inconsistente por servicios o recursos sacrificados en otros lugares y justificaciones erróneas para el uso irresponsable.
Detritívoros
como el
escarabajo pelotero
ayudan a convertir los desechos animales en material orgánico que puede ser reutilizado por los productores primarios.
Humedales
pueden utilizarse para asimilar desechos.