El paisaje también puede ser el objeto material a crear o modificar por el arte mismo.En construcciones literarias y ensayísticas es habitual comparar el paisaje con el paisanaje (de paisano), es decir, el medio con los grupos humanos.Su propósito general es establecer un marco para la protección, gestión y planificación de los paisajes europeos.Las estrategias que plantea animan a la implicación del público, las instituciones, autoridades y agentes locales, regionales, nacionales e internacionales en procesos de toma de decisiones públicas.Este recurso, no renovable, se define según el CEP como: “cualquier parte del territorio, tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos (Art.Determinar estos elementos es lo que constituye el primer nivel del análisis geográfico.Las posibilidades combinatorias, prácticamente infinitas, que se pueden dar entre ellas determina las características de un paisaje en particular.De esta última se diferencia la Antroposfera (Tecnosfera, ecosistema novel)[6] formada por las poblaciones humanas y que juega un papel diferenciado como agente del paisaje, generando incluso una nueva época en la historia de la Tierra (el Antropoceno).Ya que su influencia abarca casi todos los rincones del planeta, el paisaje ya no está definido por sus agentes naturales, los paisajes naturales solo son espacios marginales y residuales.[9] Se da en muy pocas comunidades que sus bases conozcan sus paisajes culturales y los protejan como tales, pues no le ven ningún valor tangible: “La sociedad al contemplar un paisaje, le asignará un valor positivo o negativo según la percepción que éste le proporcione (bonito, agradable, etc.), pero con mayor dificultad será capaz de reconocerle un significado histórico relacionado con su dilatado proceso de configuración.Ello requiere conocer esos paisajes (génesis, interrelación entre estructuras, etc.) y este proceso, a su vez, facilitará la protección real del paisaje como elemento ambiental, pero también social, cultural y patrimonial más allá de un mero amparo legal”[10] Según desde que interés sea usada, la producción simbólica y cultural – ya sea en paisajes culturales, historias culturales o de reconstrucción de la memoria colectiva – ésta puede ser también un recurso de las clases dominantes para distinguirse y transmitir información distorsionada.[15] Es necesario, por tanto, que se consideren todos los paisajes como consecuencia de la coevolución socio-natural a largo plazo.[19] Desde las pinturas rupestres hasta el siglo XVIII, la naturaleza aparecía muy pocas veces en las obras pictóricas como paisaje valorable por sí mismo.