Fue la primera batalla en la que se usó de manera exitosa gas mortífero con fines militares, ya que los alemanes lo intentaron anteriormente en la Batalla de Bolimov.
Las fuerzas alemanas lanzaron gas cloro asfixiante contra las tropas aliadas, aunque este no fue decisivo para el resultado de la batalla, ya que, pese a que dicho gas produjo la muerte instantánea de decenas de miles de soldados aliados, los alemanes tardaron varios días en enterarse del resultado, tiempo suficiente para que Los Aliados pudieran rearmar la zona.
Desde esa batalla, en la Primera Guerra Mundial se combatirá con máscaras de gas.
Rápidamente; tropas francesas, argelinas y canadienses, empezarian a sentir los efectos del gas; por lo que rápidamente relacionarían en proteger sus Vías respiratorias.
[1] El éxito del cloro sobre las tropas aliadas sorprendería a los mismos alemanes, que ahora tenían una forma en la cual podrían abrirse paso entre las líneas aliadas