Tras recibir la enseñanza primaria en su pueblo natal, en 1907 se trasladó a Huelva para continuar estudios junto a su tío, maestro nacional que regentaba un colegio de segunda enseñanza y una academia de preparación para ingreso en las academias militares.[2] Atraído por la milicia realizó exámenes de ingreso en academias militares entre 1915 y 1917.[11] El fracaso se debió principalmente a la actitud indecisa del teniente coronel Pablo Iglesias Martínez, jefe de la comandancia, y del comandante Eduardo Nofuentes Montoro, ambos con destino en Jaén desde hacía tres meses, y a la oposición frontal a la misma que manifestaron el comandante Ismael Navarro Serrano, que había llegado a la plaza tras sufrir una sanción consecuencia de La Sanjurjada, y el gobernador militar, teniente coronel de Infantería Salvador Revuelta Mustienses, leal al gobierno de la República, que se puso desde el primer momento a disposición del Comité del Frente Popular, formado por el comunista Nemesio Pozuelo y el socialista Alejandro Peris Caruana, entre otros.A Cortés lo acompañaron sus dos hijos mayores, mientras que su mujer, embarazada, y los hijos menores, permanecieron en Jaén, en una casa, alquilada durante los preparativos de la sublevación, situada en un barrio donde la familia no era conocida, para evitar cualquier tipo de acto persecutorio.El teniente coronel Iglesias fue llamado por el Gobierno a Madrid para informar y recibir instrucciones, quedando al mando el comandante Nofuentes.Ese mismo día, el capitán Cortés impidió que continuara el desalojo, arrestó a los milicianos que estaban allí para llevarlo a cabo, y al comandante Nofuentes junto a su hijo, cadete de Infantería, y a otros guardias civiles y de asalto contrarios al Alzamiento; cortó las negociaciones con las autoridades frentepopulistas, se autodeclaró jefe accidental de la Comandancia y se puso a las órdenes del general Queipo de Llano, capitán general de Sevilla, con quien ya había mantenido contactos.[17] No hay información sobre dónde permaneció el capitán Cortés durante las cuatro horas largas que habrían transcurrido desde su evacuación del Santuario hasta que fue depositado junto a otros heridos en las instalaciones hospitalarias de las Viñas de Peñallana, distantes unos 15 km.El hijo de Cortés opina y argumenta que durante ese periodo de tiempo el capitán debió ser interrogado por miembros del Estado Mayor en el cuartel general establecido en las Viñas, los cuales tratarían de arrancarle una declaración escrita «diciendo que estaba equivocado y que había engañado a sus hombres».[16] En este mismo sentido informó la prensa republicana de la época sobre la declaración de un sanitario que atendió al capitán Cortés, según el cual habría dicho al despertarse tras la operación: «Me he equivocado.Ahora quiero vivir para agradecer a la República este trato que no merezco».[23] Numerosos pueblos, ciudades e instituciones de toda España dedicaron calles, plazas, colegios y otros lugares a su memoria, denominándolos «Capitán Cortés» o «Santiago Cortés».[25] No obstante perduran muchas vías públicas e instalaciones que siguen manteniendo estos nombres.[28] La primera corporación municipal de mayoría socialista en el Ayuntamiento de Valdepeñas de Jaén, presidida por Pedro Jaenes Fuentes, arcordó en sesión plenaria desmantelar el monumento, lo que fue ejecutado en 1991 durante la siguiente legislatura municipal bajo el mandato del alcalde, también militante del PSOE, Ramón Ortega Guerrero.
Santiago Cortés en el hospital de las Viñas de Peñallana el mismo día de su fallecimiento. (Foto del
Altavoz del Frente
publicada en la revista «Crónica» del 30 de mayo de 1937).
Monumento dedicado al capitán Cortés, erigido en Valdepeñas de Jaén, su pueblo natal, y desmantelado en 1991.
Rótulo de calle en recuerdo del capitán Cortés en la localidad gaditana de
El Bosque
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