Monasterio de Santa María de Huerta

En su testamento firmado en París en abril de 1201 dispuso que lo enterraran en dicho monasterio.

A lo largo de los años este centro recibió muchas donaciones y limosnas, enriqueciendo constantemente su patrimonio.

En 1833, con arreglo a la Desamortización de Mendizábal, fueron expulsados los monjes y sólo quedó la iglesia como parroquia.

Gracias a su labor, este monasterio pudo salvarse de la ruina total.

En la actualidad, la comunidad está formada por unos 24 hermanos, y el abad del monasterio es Isidoro María Anguita.

[4]​ El hacinamiento y las terribles condiciones higiénicas provocaron diversas enfermedades, incluso una epidemia de sarna, entre los internados.

En el siglo XVI se rehízo la entrada ennobleciendo la puerta en cuyo frontón puede verse una imagen de la Virgen.

A finales del siglo XVIII se hicieron obras y cambios clasicistas.

En el muro norte se halla la fachada del refectorio, del siglo XII, que presenta un frontón con rosetón y una puerta con arquivolta muy parecida a la puerta principal de la iglesia.

En uno de los muros se construyó la escalera embutida en la pared, cubierta por bóveda en rampa, que da acceso a la tribuna o púlpito desde el que un monje leía a sus compañeros algún libro piadoso mientras comían.

Este refectorio se comunica con una monumental cocina que tiene en el centro un inmenso hogar cuadrado, apoyado en cuatro arcos apuntados, interesantísimo ejemplar de tipo español.

Desde el claustro alto se accede a la biblioteca del siglo XII.

Los historiadores consideran un error tal denominación a juzgar por su estructura y ornamentación, pero se desconoce su destino.

El refectorio, la joya del monasterio.
Sala de los conversos.
Portada de la iglesia.
Interior de la iglesia, con el retablo mayor al fondo.
Órgano de la iglesia.
Vista del refectorio
Vista del claustro gótico/plateresco y de la torre.