En 1833, con arreglo a la Desamortización de Mendizábal, fueron expulsados los monjes y sólo quedó la torre como pequeña capilla.
En torno a la torre subsisten las ruinas de una construcción posterior a esta, que presenta distintas estancias y un patio central, además de una cueva que debió ser bodega y restos de otras construcciones interiores.
En el exterior, hacia el río, se encuentra otra bodega semioculta de unos 6-8 metros de profundidad, con una cámara circular al fondo en la que se aprecian aún los huecos para al menos seis tinajas.
También se aprecian restos de construcciones y un posible suelo empedrado en la cuesta que sube hacia el cerro anejo a la torre.
Las construcciones son apenas reconocibles y están completamente arruinadas.