La leyenda cuenta que en el año 880, un sábado al atardecer, unos niños pastores vieron descender del cielo una gran luz, acompañada por una bella melodía, que se posaba a media altura de la montaña.A la semana siguiente volvieron junto con sus padres y la visión se repitió.Intentaron trasladarla en procesión a Manresa, pero el intento fue infructuoso, lo que les hizo entender la voluntad divina: aquella imagen debía ser venerada en la montaña de Montserrat.En el altar hay una reproducción de la imagen original, ya que la auténtica se encuentra en la Basílica del monasterio.En 1995 se encargó la restauración al arquitecto Arcadi Pla i Masmiquel, iniciándose las obras en el otoño del mismo año.