La primera de estas obras forma pendant con una Santa con palma y corona, catalogada por la mencionada historiadora del arte con el número 158.
Por ello, Majencio ordenó que fuera torturada con una rueda de clavos, la cual fue destruida por un rayo caído del cielo.
Finalmente, Catalina fue ejecutada con una espada, que es su atributo habitual de mártir junto con la rueda quebrada.
Así, no resultaba extraño que estos personajes se representaran vestidos conforme a su supuesta situación en el Cielo.
[5] La identificación con Santa Catalina no presenta problemas: el personaje sostiene una espada en la mano derecha, la palma del martirio en la izquierda y, en la cabeza, lleva una corona dorada de princesa.
La joven es casi una niña, representada de tres cuartos, y su figura forma una pirámide alargada.
Su rostro no está idealizado, mostrando unas facciones muy marcadas, por lo que muy probablemente se trate del «retrato a lo divino» de una persona concreta.