[1] El actual cardenal diácono de San Saba es Arthur Roche, que sucedió a Jorge Medina Estévez.
Según la leyenda, santa Silvia, madre del papa Gregorio I, tenía una finca en la zona.
Una teoría alternativa sugiere la existencia de una conexión con un hospicio para peregrinos fundado por Gregorio I en terrenos que pertenecían a su familia.
Después del concilio, estos monjes se instalaron en una antigua domus (casa noble) situada en el Piccolo Aventino (la cumbre más pequeña del monte Aventino),[5] que en esa época estaba abandonada debido al fuerte descenso de la población de la ciudad.
Allí fundaron un monasterio eremítico, introduciendo el culto de san Sabas en Roma.
[6] En 1463, el papa Pío II concedió a su sobrino, el cardenal Francesco Todeschini, el monasterio de San Saba in commendam.
La iglesia, precedida por un pequeño porche del siglo xiii, tiene una nave con dos pasillos, que terminan en tres ábsides.
Estas son las pinturas occidentales más antiguas en las que se usó lapislázuli como pigmento azul.