In commendam
El beneficio mantenido in commendam podía utilizarse para proporcionar un administrador temporal a una iglesia o monasterio que estuviese en riesgo de ruina financiera.San Gregorio Magno (590-604) otorgó monasterios vacantes in commendam a obispos que habían sido expulsados de sus sedes por los invasores bárbaros, o cuyas propias iglesias eran demasiado pobres, con ingresos insuficientes, para poder amueblarlas y tener un sustento digno.[5] Sin embargo, el clero podía ser nombrado abad comendador, y durante la Edad Media se solía utilizar para proporcionar ingresos a profesores, estudiantes, diplomáticos eclesiásticos o cardenales.[1] Este clérigo podía nombrar y pagar a otra persona para que cumpliese con las responsabilidades diarias del cargo.Los bien relacionados o los cardenales favorecidos empezaron a recibir múltiples beneficios, aceptándolos como clérigos absentistas, aumentando sus posesiones personales en detrimento de la Iglesia.