Joaquín y Ana se encuentran ante la Puerta Dorada es un tema relativamente frecuente en el arte cristiano.En la representación visual de la escena suelen incluirse otros personajes anónimos y el entorno arquitectónico.[7] Se mezclan motivos clásicos y germánicos, propios de comienzos del siglo XVI, cercanos a la audiencia.Según el crítico Laurie Meunier Graves, "estos grabados consiguen iluminar lo sagrado al tiempo que reflejan escenas de la vida cotidiana del Renacimiento.Además, son una forma de arte que da mucho margen la imaginación y deja sitio para la fantasía.