Salto (1859)

Protagonizó un grave incidente con el gobierno del Uruguay durante la guerra civil en ese país.La seguían los vapores Hércules (Bartolomé Cordero, 5 cañones de avancarga de a 32), Pampero (Santiago Maurice]], 11 cañones) y Menay (Julio Fonrouge), la barca Concepción (Augusto Liliedal) y la goleta Argos (Dionisio Invierno), estos dos últimos remolcados por los vapores.Mientras el Salto con la Concepción a remolque y el Hércules enfrentaban las baterías de la isla al mando del coronel Martín Arenas, los restantes buques se dirigieron contra las naves enemigas, los patachos San Nicolás (Mariano Clavelli, 1 cañón de a 12) y Yeruá (ex Rápido) (José María Manzano, 5 cañones) y el recuperado pontón Castelli (Plácido Goldriz, 14 cañones).Tras hora y media de fuego, Mitre ordenó pasar al abordaje aprovechando las tropas ya embarcadas pero una fuerte tormenta impidió la operación y finalizadas las tareas de evacuación la escuadra porteña inició la retirada hacia Martín García.Ni el comerciante ni Ceppi presentaban documentación respaldatoria alguna y si bien el oficial uruguayo Estoll confirmó los dichos de Beláustegui y se presentó "un señor Victorica que dijo ser capitán del Puerto de la Concordia el cual manifestó que los cuatro dichos cajones eran propiedad del Gobierno argentino é iban destinados á los puertos que sus rótulos indicaban" el comandante del Villa del Salto detuvo al buque, incautó la carga como contrabando de guerra y como respuesta a las protestas de su capitán procedió a su detención, conduciendo buque, carga y tripulación a Montevideo.Elizalde suponía que el buque había sido detenido en aguas argentinas y camino a Montevideo había nuevamente ingresado en aguas jurisdiccionales: "Si un buque argentino en territorio argentino es conducido preso con su pabellón arriado por un buque de guerra de otra nación, se infiere un ultraje manifiesto que exije la reparación pedida.(...) La detención del buque podría ser materia de un juicio y declarada su injusticia tendría su reparación diversa de la que demanda la ofensa de bandera como sostiene el Sr Lamas si no hubiese mediado para la detención la violación del territorio fluvial Argentino", y que "la ofensa al pabellón son claras y evidentes pues no es lícito transitar por el territorio de un país llevando presas sus propiedades y arriado su pabellón".Reclamaba que "Se ha reducido á dura prisión con grillos á ciudadanos argentinos y gente de la tripulación sacados del vapor Salto y se han tomado artículos de comercio lícito bajo pretestos frivolos".Respecto del posterior ingreso en aguas jurisdiccionales argentinas camino a Montevideo aducía que "La presa hecha fuera de las aguas territoriales de la nación cuya bandera llevaba el buque apresado no solo puede atravesar esas aguas sin que esto produzca el más leve agravio sino que lo que es más puede ser conducida y fondeada en los puertos de esa misma nación.Ese mismo día se expidió en Montevideo una Comisión de juristas constituida el 17 de junio, integrada por Eduardo Acevedo, Joaquín Requena, Florentino Castellanos, Antonio Rodríguez Caballero, Vicente Fidel López, Manuel Herrera y Obes y Jaime Estrazulas, que convalidó el proceder de las autoridades portuarias orientales.La comunicación entre ambas bandas del Plata aún no se había restablecido.En este terreno doy á Vd Sr Lamas amplia facultad para proponer un medio de arreglo aunque reconozco difícil que ese Gobierno se preste á arreglo alguno pues parece no ser tal cosa lo que busca."Para esos momentos, Lamas ya tenía noticias de que la escuadra argentina había apresado frente a la isla Martín García al vapor de guerra oriental General Artigas y requirió a Elizalde que aclarara si se trataba de un hecho relacionado con el incidente del Salto y si lo era, si eran esperables nuevas represalias.En efecto, tras la captura del vapor de guerra oriental se había despachado a Montevideo una ballenera con la noticia y el ultimátum citado.Las bases fueron entregadas al gobierno argentino en la noche del 22 y aceptadas el 23 de junio.Lamas despachó con urgencia una ballenera y las noticias llegaron a su gobierno en la mañana del 24, el cual respondió aceptando las bases y enviando por si era útil una comunicación del encargado de negocios de Italia Barbolani ofreciendo su mediación.