Congregación de los Sagrados Corazones

Marie-Joseph Coudrin, un francés nacido en Coursay-les-Bois, era sólo un diácono cuando se inició la persecución contra la clerecía, que dispersó a los estudiantes del seminario de Poitiers, donde él estudiaba.

La ordenación tuvo lugar en la librería, debido a que los revolucionarios habían invadido la capilla.

Por razones de seguridad, su primo y él salieron a caballo una noche fingiendo que se marchaban; luego, aprovechando la oscuridad, retornaron sin ser vistos.

En este contexto, ya varios meses encerrado, vivió lo que él definió como una "visión" donde se sintió llamado a poner en marcha una nueva comunidad de misioneros, hombres y mujeres.

Llegó a ponerse en contacto con sacerdotes no juramentados y con las autoridades diocesanas legítimas.

Fue conociendo con más realismo la situación religiosa de Poitiers en ese momento, cada vez más difícil y arriesgada para quienes, como él, querían ejercer el ministerio clandestinamente a pesar de los riesgos que ello significaba.

Uno y otro grupo no se constituyeron en origen directo de la "nueva comunidad", pero fueron un antecedente.

Con la Revolución, ella y su madre fueron encarceladas por ocultar en su casa a sacerdotes refractarios.

Buscó un guía espiritual y lo encontró en José María, a quien eligió como confesor.

Un colegio para la enseñanza de jóvenes y un seminario comenzaron pronto a funcionar.

En octubre de 1800 hizo los primeros votos Henriette, con cuatro compañeras más.

La Congregación siguió en la más rigurosa clandestinidad durante el período de la dominación napoleónica.

Según la Congregación, la rama femenina contaba a finales de 2019 con 457 hermanas, distribuidas en 82 comunidades.

En esta misma fecha, la rama masculina contaría con 665 hermanos (incluyendo aquellos ordenados sacerdotes), repartidos en 165 comunidades.