Este siglo destaca por la expansión musulmana; los árabes conquistan definitivamente el norte de África e invaden la península ibérica, donde derrotan a los visigodos del rey Rodrigo, quien fallece en batalla.
Debido a las disputas internas y a la falta de resistencia efectiva, el Reino visigodo de Toledo desaparece asimilado por el Califato omeya.
Estos sarracenos cruzan los Pirineos e invaden territorio franco, siendo detenidos por Carlos Martel en la decisiva batalla de Poitiers, frenando de manera definitiva a los musulmanes.
Décadas después, el rey de los francos, Carlomagno, funda el Imperio carolingio, y es reconocido emperador por el propio papa.
Mientras, en oriente, los musulmanes expanden sus fronteras hasta el río Indo, en la frontera con la India, llegando a su máxima expansión en oriente, en el Indo, y en occidente, en la provincia de la Septimania.