Síndrome de dolor miofascial

[1]​ Su diagnóstico se realiza fundamentalmente mediante la exploración física, a pesar de que existan otros métodos como la electromiografía, lo que provoca dificultades en cuanto a la estandarización del diagnóstico clínico y genera dudas sobre su fiabilidad y validez.Ambos provocan disfunción, pero solo los puntos gatillo activos pueden desarrollar el característico dolor referido del SDM de forma espontánea, mientras que los latentes lo generan únicamente a la palpación.Existen estudios en los cuales se muestran los patrones más habituales de dolor referido que producen los distintos puntos gatillo en cada músculo.[1]​ Se han observado en la zona de dolor referido, alteraciones como vasoconstricción localizada, efectos pilomotores y sudoración excesiva, que son atribuibles al sistema nervioso autónomo.[1]​ Asimismo determinados puntos gatillo pueden ser responsables de tos seca e irritativa o visión borrosa.[1]​ Otra manifestación causada por la inhibición provocada por los puntos gatillo, consiste en la debilidad del reflejo osteotendinoso que se observa en determinados músculos y que desaparece a los pocos minutos de la inactivación de esos puntos gatillo.También se vinculan con calambres musculares, es decir, con contracciones involuntarias y dolorosas que ocurren de manera transitoria.[1]​ Algunos autores han vinculado los puntos gatillo con la aparición de dermografismo, especialmente en la zona del tronco y el cuello, aunque también con menos frecuencia en las extremidades.Esta se ha vinculado con la actividad del sistema nervioso autónomo como causa etiopatogénica.Sin embargo, por ser la paniculosis demasiado variable apareciendo en unos pacientes mientras que en otros no, así como ser encontrada también en otras circunstancias se considera que no es un atributo exclusivo de los puntos gatillo y por tanto del síndrome de dolor miofascial.[1]​ Los criterios diagnósticos citados por los autores se clasifican en dos grupos, los esenciales y las observaciones confirmatorias.Ciertas técnicas fisioterapéuticas para liberar los denominados puntos gatillo pueden ser efectivas para tratar el dolor a corto plazo.[4]​ La liberación miofascial, que implica la manipulación suave y el masaje de la fascia, puede mejorar o remediar la afección.