El primer registro real fue hecho por Marey en 1890, quien además introdujo el término de electromiografía.
En 1922, Gasser y Erlanger usaron un osciloscopio para mostrar las señales eléctricas de los músculos.
Investigaciones recientes han resultado en una mejor comprensión de las propiedades del sEMG.
Es utilizado diagnósticamente por los laboratorios de marcha y por clínicos entrenados en el uso del biofeedback o el aseguramiento ergonómico.
Un profesional entrenado (como un neurofisiólogo, un neurólogo, o un fisiatra), va observando la actividad eléctrica mientras inserta el electrodo.
Después se le pide al paciente que contraiga el músculo suavemente para poder realizar un análisis con más profundidad.
El tamaño, la frecuencia y la forma resultante de la unidad potencial motora son analizados.
Posteriormente el electrodo es retirado unos pocos milímetros e insertado nuevamente para analizar la actividad, la cual debe tener unidades por lo menos entre 10–20.
La actividad electrofisiológica de las múltiples unidades motoras es la señal que normalmente se evalúa durante un EMG.
Cuando el músculo se contrae voluntariamente, los potenciales de acción comienzan a aparecer.
Las señales del EMG son usadas en muchas aplicaciones clínicas y biomédica.
El EMG es usado como una herramienta para diagnosticar enfermedades neuromusculares, y desórdenes del control motor.
El EMG también es usado para detectar la actividad muscular en los lugares donde no se produce movimiento.