Séptimo Doctor

Cuando el Doctor es herido mortalmente, puede regenerar su cuerpo; al hacerlo, cambia su apariencia física y su personalidad.

En su primera temporada, el Séptimo Doctor empezó como un personaje cómico, que solía utilizar frases hechas modificadas a su gusto según la ocasión, y hacía música con cucharas, y comedia visual, pero después comenzó a desarrollar una naturaleza más oscura, lanzando la pregunta de quién es el Doctor en realidad.

Cuando la TARDIS fue atacada por la Rani, el Sexto Doctor fue herido y forzado a regenerarse.

Aunque no lo mencionó en este momento, el Doctor se dio cuenta al momento que un viejo enemigo de una aventura del pasado, la antigua entidad conocida como Fenric, era la responsable de la tormenta temporal que transportó a Ace del Perivale de los años ochenta al Svartos del futuro lejano.

Desde este punto, el Doctor se hizo más misterioso, y tomó a Ace bajo su cuidado, comenzando a enseñarla sobre el universo, todo mientras se ocupaba de la trama de Fenric.

Después, se reencontró con su viejo amigo, el Brigadier Lethbridge-Stewart mientras luchaba en la Tierra en una dimensión alternativa.

Quizás por la anestesia, el Doctor no se regeneró inmediatamente tras morir, como en todas las ocasiones anteriores; finalmente lo hizo varias horas después, cuando estaba en la morgue del hospital.

Sin embargo, cuando empezó a escoger sus batallas y mantener sus secretos - desde sus planes hasta su identidad misma - también empezó a mostrar un lado serio, contemplativo, reservado, pensativo y manipulador con aires de malicia y autoridad, dando la impresión constante de que siempre se guardaba algo más de lo que enseñaba.

Aunque su tendencia más obviamente fantasiosa desapareció con el tiempo (sobre todo la de tocar las cucharas), mantuvo en su mente un cariño por los discursos idiosincrásicos que ocasionalmente se referían a literatura, lugares ordinarios e incluso comida y bebida.

Teniendo en cuenta la apariencia y la estatura del Séptimo Doctor, era sorprendentemente capaz de tomar control, tanto directa como indirectamente, de situaciones con extraños involucrados, usando su gran inteligencia para valorar y manipular los acontecimientos.

Su tendencia a revelar solo la información que le interesaba a su acompañante Ace - así como a cualquiera alrededor de ellos - era utilizada tanto para la educación de ella como para sus aventuras, como si él fuera el único que debiera saber todas las respuestas y los otros debieran tomar sus propias conclusiones.

Manteniendo su costumbre ya establecida, usaría artefactos de su invención cuando fuera necesario, pero nunca como movimiento final.

En su lugar, casi siempre lograba mover a sus enemigos a la rendición, e incluso al suicidio - el ejemplo más recordado quizás es en Remembrance of the Daleks, donde se burla del aparentemente último Dalek de la existencia hasta que finalmente se autodestruye).

El atuendo del Séptimo Doctor ya vio varias revisiones durante su primera temporada, incluyendo inicialmente una bufanda de tartán roja y negra y tirantes rojos, junto con un mango de bambú para el paraguas.

Se marcharon los complementos con signos de interrogación, reemplazados por un chaleco rojo con una trama marrón y negra en zigzag.

Al Doctor le encantaba usar su sombrero, el paraguas y la llave de la TARDIS entre otros objetos, como accesorios, normalmente para llamar la atención, mientras que el paraguas también lo usaba para desarmar enemigos (Paradise Towers, Battlefield, Ghost Light, Survival).

Rompiendo con su pasade, sin embargo, hablaba con un acento escocés alargando las erres, a diferencia de sus encarnaciones anteriores, que todas usaban pronunciación recibida.

En la temporada 24, el Séptimo Doctor comenzó con historias ligeras como Delta and the Bannermen claramente dirigidas a una audiencia más joven.

En esa época Doctor Who usó la sátira para dejar mensajes políticos de la misma forma que lo hacían en sitios como Checoslovaquia.

Aquellos que querían ver el mensaje, lo veían; otros, incluyendo un productor, no lo hicieron".

Una historia mencionada como anti-Thatcher era The Happiness Patrol en la que la tiránica Helen A prohibió la infelicidad y remarcó "Me gusta vuestra iniciativa, vuestra empresa" mientras su policía secreta rodeaba a los disidentes.