Una versión ampliada de sus cuentos Amores que matan apareció en 2005.[2] En 1994 recibió un reconocimiento de la American Association of University Women por sus ensayos sobre escritoras del siglo XX.Y encuentro la respuesta en una obra a la que suelo acudir.Aunque no estoy segura de que sea por esa razón.En la era de las identidades mutables, mis manías se ven obligadas a transmutar.Y a permanecer ocultas, habitando esa vida paralela que no muestro.La sola muestra no es más que una ilustración momentánea: ya he dicho que la esencia del ritual es ser impredecible y cambiante, aunque sin él no haya posibilidad de poner negro sobre blanco.Que según he podido constatar, son de tres tipos.En primer lugar está el mundo de los demasiado limpios.Thomas Mann en su estudio se enjuaga las manos en agua de violetas, continuamente.Impecable, intachable, son adjetivos que la crítica suele usar cuando los cita.(como observó Ibargüengoitia de alguien más); pretextar un viaje para escribir sólo en un avión, etcétera.No ignoro que el hecho de ponerme albornoz, enjuagarme con agua de violetas o escribir junto al gato no me garantiza llevar a cabo mi propósito.
Rosa Beltrán durante la presentación de "El cuerpo expuesto" en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (2014)