Introducido en 1936, remplazó al Phantom II y fue el único Rolls-Royce con motor V12 hasta la introducción en 1998 del Silver Seraph.
Los primeros coches tenían taqués hidráulicos o, más bien, un sistema único de casquillos excéntricos en cada balancín que actuado por un pequeño pistón hidráulico; el casquillo excéntrico aseguraba que no existiera golpeo en la interfaz entre el balancín/válvula.
El Phantom III es inusual por sus sistemas de ignición dobles, con dos distribuidores, dos bobinas, y 24 bujías.
El coche tiene frenos servo-asistidos en las 4-ruedas aplicados por cable (utilizando un servo fabricado bajo licencia de Hispano-Suiza).
La carrocería era fabricada e instalada por carroceros elegidos por el propietario o un distribuidor que podría tener coches construidos para exposición.