La leva de accionamiento es impulsada por el árbol de levas, que empuja el balancín hacia arriba y hacia abajo sobre el eje del balancín.
Este gira alrededor del eje y transfiere el movimiento a la válvula de asiento mediante un taqué.
Muchos motores anteriores a la Segunda Guerra Mundial usan una relación 1:1 (neutral).
Para los motores de los automóviles, los balancines normalmente se construyen usando acero estampado, lo que proporciona un equilibrio razonable de resistencia, peso y coste económico.
Debido a que los balancines son, en parte, una masa oscilante, si su peso es excesivo, especialmente en los extremos de la palanca, se limita la capacidad del motor para alcanzar altas revoluciones.
Los motores de los camiones (principalmente diésel) usan balancines más fuertes y rígidos, fabricados con hierro fundido (generalmente dúctil) o acero al carbono forjado.
Desde el siglo XIX, los balancines se han fabricado con y sin puntas de rodillos para presionar las válvulas.