En un principio fungió como pagador, pero en noviembre participó en su primer hecho de armas, al lado del General Martín López Aguirre.
Tenía una innata disposición de verdugo, por lo que era el encargado de dar muerte a los prisioneros; así, asesinó a William Benton, ciudadano inglés, cuya desaparición provocaría más tarde un conflicto internacional con Estados Unidos e Inglaterra; y a Tomás Urbina, compadre de Francisco Villa temido por todos los constitucionalistas.
Su actuación en la campaña contra Venustiano Carranza ya no fue tan brillante: en enero de 1915 fue derrotado en Guadalajara junto con Calixto Contreras y Julián Medina.
Su temeridad lo llevó a la muerte el 13 o 14 de octubre de 1915, en la laguna artificial que lleva su mismo nombre Laguna Rodolfo Fierro, Nuevo Casas Grandes, Chihuahua.
El cuerpo fue sacado por un cuñado de Francisco Villa, que lo enterró en Chihuahua.
Uno de los textos literarios que narra este suceso es el cuento Oro, caballo y hombre (1935) del escritor mexicano Rafael F. Muñoz.