Roberto III de Artois

Debido a su edad, Roberto no podía ponerle ninguna objeción a su tía y afirmar los derechos que él heredase de su padre.

En enero de 1328 se produce la muerte del rey de Francia, Carlos IV, suscitándose un problema sucesorio idéntico al que había acaecido con la muerte de Luis X en el año 1316: el rey moría con solo una hija y con una esposa embarazada.

De ahí consiguió cierta influencia en el consejo real que intentó usar para conseguir arrancar a Matilde de Artois un condado que él consideraba suyo.

Se planteaban así los derechos sucesorios de dos nobles: Los Estados Generales se reunieron ante este problema y decidieron que la Ley Sálica privaba a las mujeres de transmitir los derechos sucesorios, de igual manera que las privaba para gobernar Francia.

El año siguiente, 1329, falleció Matilde de Artois, sobreviviéndole sólo una hija, Juana, que había sido reina de Francia por su matrimonio con Felipe V. Matilde cedió el Artois a su hija.

Este engaño fue descubierto y Roberto perdió cualquier esperanza de adquirir el Artois.

Fue en Inglaterra, donde se reunió con Eduardo III en 1334 o en diciembre de 1336, donde encontró su venganza.

El pueblo de Flandes reconoció al monarca inglés como su rey.