En 1938, luego de largas temporadas en Europa, retornó al Perú llevando la modernidad pictórica a su patria, en una época en que todavía se hallaba en auge el indigenismo.
Su trabajo de ese entonces estuvo particularmente influenciado por Cezanne, Matisse y Braque.
Frente a aldeas, chalanes costeños, indios y mercados nativos expuso bodegones, desnudos y paisajes que devolvían a la pintura misma su jerarquía.
Participaron, entre otros, Óscar Allain, Sérvulo Gutiérrez, Francisco González Gamarra, Juan Barreto, Carlos More, Domingo Pantigoso, Víctor Humareda, Carlos Quíspez Asín, Federico Reinoso, Bernardo Rivero, Ricardo Sánchez, Adolfo Winternitz, Sabino Springett.
Fue por muchos años profesor de pintura, logrando numerosos y distinguidos alumnos.