Retrato de un cartujo

[3]​ Retrato de un cartujo es un cuadro pintado en Flandes durante el siglo XV.

Estas obras iban destinadas al propio disfrute, es decir, se tenían y colocaban a la vista en la vivienda para lucirlas o bien en las capillas privadas, en lo que se llama la «pintura de devoción».

Por este motivo se consideraba que la pintura era una técnica ideal, manejable, barata y adecuada para reflejar los gustos burgueses.

Estos primeros representantes de la escuela flamenca solían pintar cuadros de temática religiosa, que trataban como escenas costumbristas, aunque también desarrollaron el retrato y el paisaje.

[7]​ Las proporciones de la cara del monje también se exageran: nariz y ojos están alargados a propósito.

El efecto global es una silueta exagerada, una técnica de composición que raramente se encuentra en los primitivos flamencos.

Más recientemente, otros historiadores del arte están empezando a ver estas imágenes como un distintivo profesional.

Así, Felix Thürlemann, lo describe como la «representación autoconsciente de la destreza pictórica superior».

Ese halo añadido fue durante tiempo objeto de controversia desde que en 1916 el historiador, Max Friedländer, lo cuestionó.

Además, la identificación del personaje con un santo cartujo se puso en duda también, ya que no se conocía ningún hermano cartujo que hubiera sido elevado a la santidad en el sur de los Países Bajos cuando fue pintado el cuadro, alrededor de 1446.

Christus fue uno de los primeros pintores flamencos en jugar realmente con la ilusión de espacio y luz, y la adición del halo forzaba al espectador a mirar el primer plano y por eso enmarcaba el espacio de una manera inapropiada al estilo del autor.

Retrato de un cartujo antes de la restauración para eliminar el halo.