La unión dinástica se había mantenido durante 60 años, desde 1580.
La muerte del rey don Sebastián en la batalla de Alcazarquivir (1578) dio origen a una crisis dinástica, dado que la sucesión en la persona del cardenal Enrique I de Portugal fue muy efímera (murió en 1580).
Durante 60 años, Portugal formó una unión dinástica aeque principaliter[1] compartiendo el mismo soberano de la Casa de Austria con los demás reinos españoles.
Aumentaron los impuestos y la población empobrecía, siendo el imperio amenazado por Inglaterra y Países Bajos, tradicionales enemigos de Castilla.
La victoria de los restauradores portugueses se debió en gran medida a la Sublevación de Cataluña, ya que todos los mejores soldados castellanos estaban ahí, así como a los esfuerzos diplomáticos de Inglaterra, Francia, Holanda y Roma por limitar el poder del Imperio español.