Reproducción asistida en el judaísmo

El judaísmo nunca cuestionó la tecnología ni la intervención del ser humano en los procesos naturales.

La fecundación in vitro está autorizada bajo las mismas premisas exigidas para la inseminación artificial porque a través de estos métodos se concreta el primer mandamiento de la Torá que es «crecer y reproducirse».

Sin embargo, sobre el tema de la reproducción asistida no existe un consenso total en todos los puntos.

[4]​ En este caso, al esperma sobrante, se lo considera una consecuencia natural como en una relación matrimonial común, ya que, al igual que en esta, se trata de un intento de procreación.

[1]​ Asimismo, prácticas como la extracción de semen testicular y la aspiración microquirúrgica de espermatozoides del epidídimo (TESE y MESA, por sus siglas en inglés) son muy controvertidas porque el Talmud prohíbe cortar “los conductos del esperma”.

[7]​ Algunos religiosos piensan que la donación anónima de esperma puede ser adulterio dado que en la Torá, (Levítico 18,20,) dice: «Y con la mujer de tu compañero no te acuestes para procrear, para impurificarte por ella».

La prohibición bíblica se refiere a relaciones sexuales entre una mujer casada y un varón que no es su marido.

Algunos rabinos ven en esto sólo un intento desesperado por tener hijos en un contexto de apertura y confianza mutua.

[1]​[4]​ Por ejemplo, el rabino Moshe Feinstein (1895-1986), perteneciente al judaísmo ortodoxo, una autoridad en la ley judía ortodoxa que escribió varios libros sobre temas halájicos y fue un famoso árbitro y juez en esos temas, permitía la utilización de esperma de donante anónimo.

Incluso algunos rabinos permiten la IAD y la FIVD sólo si el donante es un no judío para evitar riesgos de incesto entre medio-hermanos, ya que el linaje judío se transmite solamente a través de la madre judía.

Incluso algunos rabinos han llegado a sugerir que es preferible utilizar esperma de un donante no judío para evitar estas complicaciones.

En cuanto a la herencia de riquezas materiales, eso lo define la ley de cada país, no la ley religiosa, y en todos los países el niño hereda al padre que lo reconoció y le dio el apellido.

La respuesta de otros rabinos a este argumento es que si la mujer anuncia que el embarazo fue producto de una inseminación no puede ser acusada de promiscua y que no será escandaloso con el correr del tiempo cuando la gente se habitúe a la reproducción asistida y haya más niños nacidos por estos medios.

Algunos rabinos sostienen que el niño necesita ambos, padre y madre, para crecer en un medio psicológicamente sano.

[13]​ Para las autoridades rabínicas el huevo cigoto fertilizado fuera del útero materno no tiene un estatuto humano y puede ser desechado.

[1]​ Las autoridades rabínicas que rechazan la maternidad subrogada en general lo hacen basados en que a la madre sustituta se le paga para incubar y dar a luz a un bebé de otra pareja, y muchos rabinos están perturbados por la «mercantilización» del cuerpo de la mujer y el proceso reproductivo.

[15]​ Otros están preocupados por el efecto que podría tener en el matrimonio de la pareja intenta concebir y quedan dudas para estas autoridades, como por ejemplo qué mujer es considerada la madre del niño.