En 1846, finalmente se produjo la transferencia de poderes a los Estados Unidos, hecho con que concluyó la efímera república.
En el año 1840 la nueva república contaba con más de 11 000 esclavos.
Después de su independencia, Texas reclamaba como su territorio todas las tierras al norte del río Bravo, es decir, parte de Nuevo México, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas.
Las fronteras sur y occidental fueron disputadas con México durante toda la vida de la república texana, en primer lugar porque México nunca la reconoció como Estado independiente, y en segundo lugar porque sus reclamaciones territoriales no tenían sustento histórico.
Cuando esto sucede, México le declara la guerra a Texas, por ende, a Estados Unidos, por lo que Washington apoyó las reclamaciones territoriales de Texas y entró en guerra con su vecino del sur en 1846.