Relieves de Jesús F. Contreras en la Exposición Universal de París de 1889

[1]​ Se encontraban dispuestos a lo largo de la fachada y estaban elaborados en bronce, siguiendo una secuencia que comienza con tres personajes mitológicos, seguidos de seis figuras históricas y finalizando con tres deidades mexicas.

[3]​ El conjunto escultórico obedeció a un programa decorativo elaborado por el doctor Peñafiel, cuyo contenido iconográfico buscaba brindar estabilidad al gobierno, demostrar la exuberancia de la naturaleza y aludir a un prestigio histórico de las culturas precolombinas.

Este proyecto arquitectónico debía adecuarse a los intereses políticos de aquella época: demostrar la estabilidad del gobierno de Porfirio Díaz y dar validez a la incorporación del país al mercado internacional.

La lluvia se le atribuye a Tlaloc y pertenece al grupo conocido como los dioses creadores.

[4]​ Personaje mitológico al que se le atribuía la lluvia, los rayos, el trueno y el relámpago.

Venerado por la aparición de precipitaciones y temido por sus otras características atribuidas por este pueblo originario.

[4]​ En los códices aparece con todo el cuerpo pintado de rojo o amarillo, en el rostro lleva una línea negra.

[4]​ Contreras representa a esta deidad en su forma femenina; en su cabeza lleva un tocado de plumas.

Se representaba toda de rojo o con la mitad superior del rostro amarilla y la parte inferior turquesa.

[3]​ Contreras utiliza a este personaje para representar una estructura centralista tanto en el México antiguo como en el de su época, ya que este pertenece a la triple alianza; el pacto era algo buscado regularmente, como en nuestros días.

[8]​ Contreras representa a este personaje con una personalidad intimidante, “protegiéndose de lo que lo rodea”.

Pabellón de México en la Exposición Universal de 1889