Desde el Neolítico (hacia el VI milenio a. C.) hasta la caída de Babilonia ante los persas en el año 539 a. C. Entre ambas fechas se desarrollaron las civilizaciones sumeria, acadia, babilonia (o caldea), casita, hurrita (Mittani) y asiria (arte asirio).Los primeros documentos que registraron la historia (Uruk, hacia 3300-3200 a. C.), al hacerlo mediante tablillas de arcilla grabadas con escritura cuneiforme, dan una categoría especial y muy concreta a la producción cerámica en la zona.Hacia la mitad del III milenio a. C. se produjo el florecimiento de la metalurgia.Hacia principios del II milenio a. C. el bronce de estaño terminó por imponerse.La principal diferencia con ésta fue la mucha menor importancia de los monumentos funerarios.Las estancias se articulaban en torno a un patio central en dos zonas diferenciadas (una pública y otra privada), aunque sólo había una gran puerta de acceso.[25] Obsidiana, diorita, dolerita, serpentina, hematites, jaspe, cornalina, esteatita, alabastro o incluso materiales tan corrientes en otras regiones como la piedra caliza, eran objeto de cuidado tratamiento.En otros contextos, se esculpían otras figuras teriomórficas, como los siete «hombres pez» (apkallu o abgal).La escultura mesopotámica, en ambas zonas, se caracterizó por la robustez de las formas, sobre todo, de las humanas (rechonchas y con vigorosa musculatura, anchas espaldas, aire severo, pómulos salientes, ojos muy abiertos, pobladas cejas y escasos pliegues en la vestimenta, la cual suele llevar grandes franjas).[28] Entre las muchas de Gudea que han perdido su cabeza hay dos estatuas sedentes del Louvre, conocidas como Arquitecto del plano y Arquitecto de la regla por tener respectivamente, sobre sus rodillas, un plano y una regla esculpida (de medida equivalente al pie babilónico -27 centímetros, dividida en dieciséis partes iguales con otras subdivisiones-).Destacado por sus características formales es el notable relieve denominado La reina de la noche o Relieve Burney, que representa probablemente a una diosa (Ištar, Ereškigal o Lilitu) junto con motivos iconográficos animalísticos.La escultura asiria, muy parca en estatuas, abunda en relieves sobre piezas de mármol y alabastro.Son también característicos del arte asirio (y del persa que le sucedió) los lamasu que se colocaban a los lados de las puertas de los palacios reales (kirubi o querubín —en el mundo judío—, también denominados androsfinges —de los términos griegos andros, varón, y esfinge—, una construcción quimérica caracterizada por mezclar miembros de toro, león y águila con una cabeza humana) que tuvieron ya sus antecedentes en las figuras pequeño tamaño de época sumeria y babilónica (toros androcéfalos).Los principales entre estos monumentos asirios se hallan en el Museo Británico (las cacerías de Asurnasirpal y Asurbanipal —con los leones heridos—, el obelisco negro) y en el Louvre (toros androcéfalos, relieves de Sargón II).[30] A finales del siglo VII y durante el siglo VI a. C. Babilonia volvió a convertirse en el centro político del área mesopotámica, bajo la llamada dinastía neobabilónica o caldea (la XII).