Reina Roja (Palenque)

Aunque su identidad todavía no se ha confirmado, las investigaciones sugieren que podría tratarse de Tz'akbu Ajaw, también conocida como Ahpo-Hel, quien era esposa del ahau Pakal “el Grande”.

Precisamente por la pigmentación que adquirieron los restos mortales por el cinabrio, y porque perteneció a una mujer, tal y como lo confirmó el doctor Arturo Romano Pacheco al observar los huesos de la pelvis,[6]​ la osamenta fue bautizada como la Reina Roja.

Esta costumbre aún es utilizada por los mayas lacandones, quienes perforan el techo de las habitaciones en donde velan a sus muertos.

En total, en el interior del sarcófago, se encontraron mil ciento cuarenta piezas de jadeíta, hueso, perlas y concha.

De acuerdo con la tradición del período Clásico de la nobleza maya,[9]​ su cráneo había sido deformado, desde que era pequeña, a una forma tabular oblicua mediante tablillas y vendas atadas a la cabeza.

Los cuerpos no habían sido colocados, sino simplemente arrojados; sirvientes sacrificados para seguir sirviendo a su señora en el más allá.

Sin embargo, para cuando la princesa llegó a Palenque, el hijo del ahau tenía ya otra esposa.

[12]​ En julio de 1995, días previos a la celebración del Congreso, la epigrafista estadounidense Linda Schele opinó que la osamenta podría corresponder a la reina Yohl Ik'nal, bisabuela de Pakal “el Grande”, o bien, a su madre Sak K'uk', pero que sería necesario efectuar pruebas de ADN para corroborarlo,[13]​ mientras que la epigrafista mexicana Maricela Ayala Falcón se inclinó por la opción de Sak K'uk', debido a que la mandíbula del esqueleto refleja un marcado prognatismo que coincide con los altorrelieves del sarcófago de Pacal “el Grande” en donde ella está representada.

Para continuar los estudios, la osamenta fue trasladada al laboratorio del Claustro de Sor Juana en la Ciudad de México, Donde el afamado especialista doctor Arturo Romano y la doctora Vera Tiesler dictaminaron que la Reina Roja tenía la dentadura en buen estado y había padecido osteoporosis en grado avanzado y artritis degenerativa.

En 1997, Vera Tiesler y María Barajas Rocha trabajaron en la restauración de la osamenta utilizando resina termoplástica paraloid B-72 para unir los huesos que se encontraban fragmentados, especialmente el cráneo.

Asimismo, concluyeron que la Reina había padecido sinusitis crónica y que su dentadura indicaba un patrón dietético equilibrado a base de alimentos blandos y poco abrasivos.

[27]​ No fue posible regresarlas a la cámara funeraria por las condiciones de humedad que presenta el Templo.

Diademas y máscara facial funeraria de la Reina Roja de Palenque. Fue reconstruida por Juan Alfonso Cruz , está conformada por ciento diecinueve piezas de malaquita , dos placas de obsidiana que simulan las pupilas , cuatro placas de jadeíta que simulan los iris , dos cuentas tubulares y dos circulares que forman las orejeras de jade .
A la izquierda el Templo de las Inscripciones, en donde se encontró la tumba de Pakal el Grande , al centro el Templo XIII, ahora conocido como Templo de la Reina Roja, y a la derecha, casi cubierto por los árboles, el Templo de la Calavera.
Acceso al interior del Templo XIII.
Interior del Templo XIII