Sin tener nada que ver con la satisfacción, pero teniendo algo que ver con la motivación, el término autorrealización se ha utilizado en distintas teorías de la psicología con significados distintos.
[1] El pensamiento griego ya podía concebir que el fin del ser humano estuviera fuera de sí mismo o fuera trascendente, por lo cual todas las acciones humanas se ejecutan con un fin posible que a su vez se supedita a otros hasta llegar a un fin último tras el cual no hay ninguno más y que da la razón o justificación a los otros.
Este fin último es la felicidad o eudaimonía, y para Aristóteles todos los hombres están de acuerdo en perseguirla, pero en desacuerdo sobre en qué color.
Pero si hay una función propia del ser humano como tal, la felicidad consistirá en ejercerla a lo largo de toda la vida y la virtud que ayude a ella será la más perfecta.
Otro elemento es necesario para la felicidad: compartirla y vivir en una comunidad regida por buenas leyes.