En un sentido cierto, Brahman no se puede describir, ya que cualquier descripción o atributo introduce la idea de acotación.
Para la doctrina Advaita, Brahman es lo único real (aquello que es inmutable en cualquier circunstancia independientemente del Espacio-tiempo o de la multiplicidad del espacio-tiempo), mientras que el mundo físico y el mundo mental, por tanto, no se califican como reales.
En Vedanta la ecuanimidad no se refiere a un estado mental, sino que describe la naturaleza real.
[1] La ecuanimidad (upekṣhā) también se menciona en los Yoga Sutras escritos por Patañjali (1.33), como una de las cuatro actitudes sublimes, junto con la bondad amorosa (maitri), la compasión (karuṇā) y la alegría (mudita).
Las Meditaciones del emperador romano Marco Aurelio detallan una filosofía de servicio y deber, que describe cómo encontrar y preservar la ecuanimidad en medio del conflicto al seguir a la naturaleza como fuente de guía e inspiración.
En el budismo, la ecuanimidad (upekkhā, upekṣhā) es una de las cuatro actitudes sublimes y se considera: Muchos pensadores judíos destacan la importancia de la ecuanimidad (Menuhat ha-Nefesh o Yishuv ha-Da'en) como fundamento necesario para el desarrollo moral y espiritual.
En la filosofía cristiana, la ecuanimidad se considera esencial para llevar a cabo las Virtudes cardinales de la fortaleza, la justicia, la templanza y la prudencia.