El español José Ochando ejerció en la fábrica como dibujante y maestro de talla por su formación como escultor, además se ocupó de la instrucción a los aprendices: Se desarrolló en ese tiempo en primer lugar el colorido azul del «estilo Bérain» precursor del Rococó, para pasar luego a otras piezas con una policromía más abundante.
Destacó en esta época el pintor español Miguel Soliva, alcoreño que realizó buen número de vajillas y placas con estas decoraciones.
Las escenas pictóricas centrales representaban ruinas romanas de influencia italiana.
Finalmente se impuso el estilo neoclásico y las decoraciones, con pintura en oro fino y color sepia, se realizaron en objetos aislados, como motivo de ornamentación, o bien en juegos de café.
Fue posiblemente encargado por el conde de Aranda para un gabinete o habitación a decorar por completo con este material.
Al ser destruida la fábrica del Buen Retiro durante las batallas en Madrid, los artistas italianos Poggeti y Palmerani, se trasladaran a Alcora, circunstancia que ha provocado confusiones para distinguir la cerámica entre ambas fábricas.
Por este tiempo se empezó a emplear la decoración calcográfica: estampación realizada por medios mecánicos que disminuye su valor artístico.