Real basílica de San Francisco el Grande

El lugar estuvo ocupado anteriormente por un convento-ermita franciscano, que, según la leyenda,[1]​ fue fundado por san Francisco de Asís en 1217.En 1760, los franciscanos derribaron la primitiva edificación para construir, sobre su solar, un templo más grande, que encargaron al arquitecto Ventura Rodríguez.Cabezas concibió una amplia rotonda para el espacio interior, cubierta por una grandiosa cúpula.Las obras fueron encomendadas entonces a Antonio Plo, que se hizo cargo de la cúpula, concluyéndola en 1770.En 1776 la comunidad de frailes solicitó al rey Carlos III que se incorporara al proyecto el arquitecto real Francesco Sabatini, uno de los artífices del Palacio Real, a quien se debe la fachada principal y las dos torres que la coronan.Un año después, se barajó la posibilidad de convertirlo en Panteón Nacional, pero la iniciativa no pudo materializarse.A lo largo del siglo XX se fueron sucediendo reformas y rehabilitaciones, permaneciendo cerrado durante décadas.La cubierta se resuelve mediante una gran cúpula, custodiada por seis pequeños domos, que rodean la base del edificio por el norte y por el sur.Estos elementos encuentran correspondencia en el espacio interior del templo, conformado por una amplia rotonda y seis pequeñas capillas circundantes (tres a cada lado).Está realizada en ladrillo macizo, fabricado a pie de obra, en una sola hoja.El domo está coronado por una linterna circular, con chapitel y cruz de hierro forjado sobre la flecha.Estas esculturas se encuentran situadas sobre grandes pedestales y tienen aproximadamente 2,50 metros de altura.En el inferior se sitúan tres arcos de medio punto, sujetados mediante pilastras dóricas.El conjunto se remata, en su parte superior, con un frontón triangular, situado en el punto central, y una balaustrada, que recorre los lados.Entre los relieves más destacados, cabe citar los que figuran en las tres puertas centrales, con una representación de Cristo crucificado con la Fe y la Esperanza a sus pies y, a ambos lados, los dos ladrones del Calvario.Fueron realizadas sobre paneles de yeso, instalados sobre la superficie interior del domo, y están dispuestas en ocho grandes secciones, separadas entre sí por ocho molduras, que parten del arranque de la cúpula y se cruzan en la linterna.La cabecera está presidida por cinco pinturas murales, enmarcadas en cuatro grandes pilastras, con ribetes dorados.[3]​ A su alrededor se extiende una sillería renacentista, traída desde el monasterio jerónimo de Santa María del Parral, en Segovia, y adaptada al lugar por Ángel Guirao, en 1885.El presbiterio está flanqueado, a ambos lados, por dos grandes púlpitos, realizados, en mármol de Carrara, por Nicoli.Su decoración responde al eclecticismo histórico vigente a finales del siglo XIX, cuando fue reformado el interior de la basílica.El artista aragonés representa al santo predicando ante una multitud, donde figura un joven, que tradicionalmente se ha considerado como un autorretrato del pintor.Los sitiales permanecieron en San Francisco el Grande desde 1836 hasta 2003, año en el que fueron devueltos a su lugar de origen.Se exhiben, además, cuatro lienzos del pintor belga Gaspar de Crayer.Ambas cuentan con hermosas sillerías labradas y su decoración pictórica corrió a cargo de Marcelo Contreras.En el interior sobresale su decoración barroca, con especial mención al baldaquino donde se guarda la talla del Cristo de los Dolores, diseñado por Herrera y realizado en 1664 por el carpintero Juan Ursularre Echevarría.En el año 2007, fue inaugurada la Dalieda de San Francisco,[17]​ que se extiende al sur de la basílica, donde, en la Edad Media, estuvo emplazado el claustro del primitivo convento sobre el que se levanta el templo.Al oeste del edificio, se extiende hacia La Almudena el anexo parque de La Cornisa, así llamado por su emplazamiento al borde de la hondonada que forma el valle del río Manzanares.
Basílica en 1890.
Detalle de La pradera de san Isidro , de Goya . El pintor plasmó la cúpula del templo en esta obra de 1788.
Proyecto de remodelación de la iglesia de San Francisco para Salón de Cortes en 1812.
Traslado de los restos de Calderón de la Barca , desde San Francisco el Grande (en la imagen, a la izquierda) hasta el cementerio de San Nicolás , a su paso por el primitivo Viaducto de Segovia . El grabado corresponde a 1874, cuando el templo dejó de tener la función de Panteón Nacional y fueron devueltos los restos mortales allí depositados a sus lugares de origen.
Representación de la iglesia y convento de San Francisco el Grande, en el año 1830. Maqueta o modelo topográfico de Madrid, del ingeniero León Gil de Palacio .
Cúpula desde el lado meridional.
Fachada principal.
Estatuas en la balaustrada de la fachada principal.
Interior del templo en un dibujo de 1860, antes de la decoración emprendida a partir de 1880.
Pinturas de la bóveda de la capilla mayor.
Interior del templo, presidido por la capilla mayor .
Capilla mayor. En el centro, puede observarse la sillería renacentista del monasterio de Santa María del Parral , de Segovia . A la izquierda, una de las estatuas de los Evangelistas .
La basílica desde el Parque de la Cornisa .
Interior de la cúpula, decorada con pinturas murales alusivas a Nuestra Señora de los Ángeles , facetadas en ocho grandes secciones.