Asentamiento irregular
Al ocupar la tierra irregularmente, los residentes están a menudo preparados para evadir la ley con la esperanza de mejorar su posición económica.Las autoridades, por lo general, adoptan una actitud pasiva respecto a estos barrios degradados,[2] interviniendo tan sólo cuando su crecimiento genera desórdenes sociales, disturbios o crimen organizado.[3] Para un agente externo, es muy difícil intervenir en los establecimientos ilegales con los objetivos de mejorarlos o procurar que las condiciones físicas, higiénicas, y la justicia social prevalezcan.Los líderes de la comunidad actúan como guardianes, las relaciones con las autoridades tienden a ser irregulares y en muchas ocasiones violentas.Debido a esto, es difícil que las instituciones formales de ordenamiento territorial puedan hacer repartos equitativos.En particular, muchos observadores critican a proyectos que entregan arrendamientos individuales, especialmente propiedad libre de impuestos.El acceso al equipamiento urbano tal como escuelas, clínicas, y atención social está muy limitado.Siendo que, este fenómeno es cada vez más frecuente y de rápido crecimiento en los países en desarrollo o subdesarrollo, es importante resaltar que pese a su denominación y lectura como "espontánea" estos asentamientos precarios lejos están de ser espontáneos.[cita requerida] Las invasiones urbanas suelen desarrollar una identidad cultural propia frecuentemente marginada, aunque existen excepciones.Lugares que son ejemplos de ello incluyen Cerro El Pino o los barracones del Callao.Pues los establecimientos irregulares crecen muy rápidamente y las técnicas tradicionales del mapeo no son económicas ni prácticas.un asentamiento irregular, es entonces y en conciencia del mundo en que vivimos, una consecuencia factiblemente reversible, de la desigualdad instaurada por lo económico sobre lo social.