Ramón Palacio
[2][3] Sus años en Santiago fueron difíciles, ya que coincidieron las desamortizaciones de Mendizábal (1836-1837), Espartero (1841) y Madoz (1854-1856), lo que provocó insalvables dificultades económicas en la Catedral.[6] Se ha conservado una numerosa obra, entre las que se cuentan misas, motetes, responsorios, salmos, himnos y villancicos.[2][3] Destaca el villancico «a toda orquesta» que realizó con ocasión de la ofrenda al Apóstol en Santiago de Compostela en 1858:[7] Salve, o Reina, de España dulce,Tierna Madre del Pueblo Español;Salve, o Reina Isabel, de Galicia,De Santiago el espléndido sol.El cronista local menciona la obra escuetamente:[7]Es decir, el maestro sustituyó el nombre de Cristina en el villancico titulado De Cristina, nuestra dulce reina.