Fue instruido en legislación por su padre (que tenía su mismo nombre y cónsul a su vez en el 174 a. C.) y en filosofía por el estoico Panecio de Rodas.
Al regresar a Roma tuvo que hacer frente a cargos de extorsión instigados por Tito Albucio (probablemente por un problema personal), de los que se defendió con éxito.
[1][2][3] En el 117 a. C. fue elegido cónsul junto a Lucio Cecilio Metelo Diademato.
Cicerón[4] señala, que durante la guerra mársica (90 a. C.), aunque era un hombre muy anciano, y de mala salud, siempre estaba dispuesto a dar su opinión a los que deseaban oírlo, y durante todo ese tiempo era el primer hombre en llegar a la curia.
Sus primos eran los pontífices máximos Publio Licinio Craso Dives Muciano y Quinto Mucio Escévola.