Quemos

El editor deuteronomista induce al lector en 1 Reyes 11,7 a explicarse la construcción de los santuarios dedicados a Quemos en tiempos de Salomón como una obra edificada para algunas concubinas extranjeras del rey, para que estas pudiesen adorar a su dios.

Según el orientalismo contemporáneo, el culto a Quemos apareció cuando se sucedieron las invasiones de los pueblos del mar de los siglos XII y XI a. C. que se asentaron en la costa y cerca de ella.

Se cree que el culto se originó en Levante (Siria) en unas de las primeras manifestaciones cuasi monoteístas semíticas, y más tarde fue trasladado a través del mar por los arameos y pequeñas minorías (como los asmoneos) semitas.

Cuando Ernesto Renán en sus tomos de Historia del pueblo Israel dice que "...Quemos fue el antagonista directo de Baal, fue un precursor del monoteísmo, gracias a este dios los sacrificios humanos llegaron a su fin; ya no habría más holocausto."

En la actualidad, orientalistas como Mario Liverani o Amelie Khurt sostienen que el culto a Quemos llegó hasta la cultura griega, creando una gran influencia en el dios Apolo, en oposición a clasicistas como Moses Finley o el historiador-escritor inglés Robert Graves, quienes niegan toda influencia.

En la Estela de Mesa, el rey moabita agradece su victoria a Quemos.