Incluso entre la historiografía no romana los testimonios sobre la cultura cartaginesa tienen a menudo incoherencias y grandes vacíos.
Por ejemplo, la primera guerra púnica estalló después de que los romanos se apresuraron a ayudar a los bandidos mercenarios Mamertinos que ocupaban la ciudad siciliana de Messina, amenazados por los cartagineses, aún existiendo un tratado que delimitaba las esferas de influencia de las dos grandes ciudades, en el cual se aceptaba que los romanos no desembarcarían en Sicilia y no interferirían con los asuntos de Cartago, estos últimos a su vez renunciaron a cualquier reclamación sobre Italia y enviaron ayuda a Roma en las Guerras Pírricas.
Los testimonios dados por los historiadores de la antigüedad no facilitan la tarea de clarificar este enfrentamiento moral entre romanos y cartagineses, ofreciendo datos inconcretos y hasta contradictorios.
Destacan Polibio y Plutarco, quienes dibujan el retrato más negativo de los cartagineses, como personas serviles e inmorales.
Por otro lado, Aristóteles elogió su sistema político y su honestidad comercial, mientras que algunos fragmentos de Magón muestran opiniones positivas sobre la cultura cartaginesa.