Con este fin, se estableció un anexo de la cárcel en la orilla del río.
"La tradición repite que que se emplearon quinientos mil huevos... si se recuerda que con la clara del huevo mezclada a la cal viva, reducida esta a polvo fino, se fabrica un fuerte pegante o cemento para la loza, el cual bien pudiera haberse empleado para emboquillar las estrechas junturas que dejaban entre sí los grandes sillares de piedra colorada , muy bien labrados, con los cuales se hallaba revestido el cuerpo de los machones y estribos".
[2] El río Mapocho es un pequeño cauce y solamente en los meses de invierno, crece y se convierte en un caudaloso torrente que puede arrasar con todo a su paso, lo que obligó al gobierno colonial además a comprometerse con la construcción de los tajamares para proteger a la ciudad de las crecidas del Mapocho.
De los nueve arcos, tres nunca fueron tocados por las aguas y se convirtieron en baños públicos, por lo que se consideró que «el Calicanto es demasiado puente para el Mapocho».
Un monolito, en la ribera norte frente a la Piscina escolar, señala la ubicación que tuvo el afamado puente.
Y la estación del Metro de Santiago ubicada en la zona donde antiguamente se erigió, lleva el nombre de Puente Cal y Canto, debido a que durante su construcción, a mediados de los años 1980, se encontró subterráneamente restos del puente que se conservan hasta hoy.