A mediados del siglo XVII, los jesuitas lograron domesticar la planta y establecieron plantaciones en las reducciones jesuíticas, lo que desató una fuerte competencia con los recolectores de la región (actual Paraguay, Noreste de Argentina y zonas aledañas de Brasil) que únicamente cosechaban plantas silvestres.
En proyectos de brasileños y argentinos en el siglo XX y finales del siglo XIX la planta fue domesticada una vez más, gracias a los estudios iniciales del franco-argentino Carlos Thays que elaboró un nuevo método para lograr que la germinación se hiciese a escala industrial, abriendo así el camino para los sistemas de plantación moderna.
[4] Restos de yerba mate también se han encontrado en una tumba quechua cerca de Lima, Perú, y por lo tanto se ha sugerido que la yerba estuvo asociada a prestigio.
La nueva colonia se había desarrollado con poco comercio y contacto con el exterior lo que hizo que los españoles establecieran contactos de fluidos más allá de las relaciones laborales con las tribus locales.
[7] Para conocer los primeros momentos en la historia del Mate como infusión de la Yerba Ilex paraguariensis A.St.-Hil.
Mucho antes de que se usaran los utensilios que hoy conocemos, los indígenas bebían la infusión en forma de té, agregándole agua caliente o fría a la yerba mate.
El recipiente utilizado era el "bernegal", hecho de calabaza grande (Cucurbita moschata) cortada por el medio mientras con el labio superior impide que la yerba pase a la boca sorbiéndola entre los dientes: "ellos beben el agua entre los dientes delanteros como por un chupador" decía Florian Paucke.
Posteriormente entre ciertas clases sociales dentro del ambiente urbano, se introduce el uso del mate o calabaza pequeña (Lagenaria siceraria) utilizada junto a la bombilla, consistente en un "un cañito de madera o alguna caña" según nos revela Dobrizoffer.
Así mediante cédula real, se obligaba a desembarcar en Santa Fe, toda mercadería proveniente del Paraguay para ser distribuida hacia el mundo, entren ellas, la Yerba Mate, destinada a Chile y el Alto Perú.
[9][10] A principios del siglo XVII, la yerba mate se convirtió en el principal producto de exportación de los territorios guaraníes, por sobre el azúcar, el vino y el tabaco que habían dominado anteriormente.
[7] convirtiéndose en un producto importante en muchas ciudades coloniales de América del Sur.
[14] En el transcurso del siglo XVII, los impuestos sobre la yerba mate se convirtieron en una importante fuente de ingresos en el Paraguay, Santa Fe y Buenos Aires donde se cobraban grandes impuestos a la yerba.
El gobierno local de Asunción intentó, sin éxito, hacer pasar toda la yerba producida al norte del río Tebicuary por la ciudad pero la Corona española así como los pobladores de Villarrica ignoraron los reclamos.
[16][3] En Chile, donde el hábito de beber mate había tomado terreno firme durante la época colonial, su popularidad fue dando paso lentamente después de la independencia a bebidas populares en Europa, el café y el té que ingresaron al país a través de sus puertos cada vez más concurridos.
El botánico alemán Eduard Friedrich Poeppig describió en 1827 una familia adinerada en Chile donde los ancianos bebían yerba mate con bombilla mientras que los más jóvenes preferían el té chino.
La yerba mate era ampliamente consumida en las zonas frías y montañosas de Chile, así como en el sur del país.
[16] Debido al éxito obtenido, la Dirección de Agricultura y Ganadería de la Nación Argentina confirmó la eficacia del sistema Thays y lo divulgó en la región Noroeste del país.